JUAN CENTENO RILOVA

Juan Centeno

Como casi siempre, en una reseña incluida en una revista guardada hace ya muchos años, me encuentro con unas notas que hacen alusión a otro personaje rondeño que para mí era totalmente desconocido. La pregunta me la hice después de leer aquellos textos: ¿ Cuantos rondeños ilustres han quedado inscritos en el libro del olvido hasta que por pura casualidad los rescatemos de él ?
Nació Juan el 13 de abril de 1904 en Ronda y Falleció el 19 de junio de 1949, a la edad de 45 años, en la ciudad de Meddlebury, Vermont, Estados Unidos, donde está sepultado.
Sus padres fueron, Juan Centeno y Sánchez de Tordesillas, nacido el 16 de abril de 1872,en Ronda, y de profesión abogado.
Casado en 1897 con Salud Rilova De La Barrera, nacida en 1881, fallecida en 1907 a la edad de 26 años.
Sabemos que Juan Centeno tenía un hermano llamado Augusto (1.901, 1965), que siempre le acompañó.
De la fundación del College de Vermont no hemos encontrado mas que la fecha de su inauguración, que fue en 1.917.
Mientras, aquí en España aquel proyecto regeneracionista de Giner y Cossío, y de su prolongación en la llamada Generación de 1914 (los Ortega, Marañón, Azaña, Pérez de Ayala), sirvió de "nutriente" para aquella original idea de la Spanish School de Middlebury College. El célebre college de Vermont, que el año 2.017 conmemoró el centenario de su primera escuela de idiomas de verano.
Esta, acogió más tarde, cuando la Guerra Civil y la victoria del fascismo, hicieron inviable en España cualquier proyecto regeneracionista o modernizador, a una parte sustancial de los exiliados españoles en Estados Unidos. A partir de 1935, año en que Juan Centeno se hizo cargo de la dirección de la Escuela Española, desfilaron por sus cursos estivales intelectuales como Pedro Salinas, Américo Castro, Francisco e Isabel García Lorca, Jorge Guillén, la pianista gallega Sofía Navoa, Tomás Navarro Tomás, Juan Marichal, el músico Joaquín Nin, Fernando de los Ríos, Joaquín Casalduero y tantos otros. De aquellos veranos en Middlebury —cuyo topónimo Guillén solía traducir con guasa macarrónica como “Entreburgos” o “Villamediana”; y de lo que significaron para alumnos y profesores, han quedado testimonio en las memorias de, entre otros, Isabel García Lorca (Recuerdos míos), Jaime Salinas (Travesías) o Manuel Fernández Montesinos (Lo que en nosotros vive).
Debemos reseñar, que mas allá de cualquier ribalidad partidista, respecto a la lengua común de 500 millones de hispanohablantes, la Spanish School de Middlebury College continúa la tradición de la enseñanza de la lengua y la cultura hispánica apoyada en un claustro de profesores que hablan y enseñan en el castellano de ambas orillas del Atlántico.
Los escritores latinoamericanos y españoles, que Juan sabía reunir tan bien, convirtieron a la Escuela Española de Meddlebury en un originalísimo centro universitario de Norteamérica y en el hispanismo internacional.. Pedro Salinas, identificado para muchos norteamericanos con la Escuela Española de Meddlebury, admiraba en Juan Centeno: su extraordinaria dedicación entusiasta y abnegada, al conocimiento y la difusión de la cultura de los países de lengua castellana. Le parecía que Centeno representaba, en la ejemplar modestia y en la gran dignidad de su persona, las virtudes más valiosas y más universales de la tradición espiritual hispánica.
Pedro Salinas, poco antes de morir, le pidió a su entrañable amigo Jorge Guillén que le permitiera incluir el poema que hoy publicamos (leído por Jorge Guillén ante la tumba de Centeno, en 1950, en presencia de Pedro Salinas y varios universitarios hispánicos) en la dedicatoria de la primera edición de su libro ”’Confianza”.

Se nos fue según vivía:
sin pedir al mundo nada,
quieto en su melancolía.

¡Era de tal señorío
contemplando desde el puente
cómo pasa y pasa el río!

Elegante hasta en el modo
de parecer tan humano
mientras renunciaba a todo.

¡Cuánta su delicadeza
para quedarse detrás
cuando la función empezaba!

Así fue don Juan centeno
una sola pulcritud:
exquisito de tan bueno.


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