Cafés Cantantes en Ronda

CAFÉS CANTANTE EN RONDA

Mi padre que nació en 1.906, alguna que otra vez nos dijo que él recordaba que en la Carrera de Espinel existía uno de estos Cafés Cantante, aunque no recordaba su ubicación.
Después de mucho indagar encontramos la respuesta entre unos legajos del archivo municipal.
Como introducción diremos que el nacimiento de los Cafés Cantante como lugares específicos de espectáculos para el pueblo se sitúa en nuestro país entre los años  1850 y 1920.
Ronda, que nunca quedó rezagada de la aficción de sus habitantes por el teatro, tanto que a finales del siglo XIX se construye el desaparecido Teatro Espinel y del cante, siendo pionera a mediados de este siglo en la creación de estos locales donde figuras Como Anilla "La gitana" o Paca Aguilera dieron a conocer su arte.
Los cantes y bailes que están mas de moda en esos momento son el polo, la caña, la serrana, la seguidilla gitana, la malagueña, elfandango, la rondeña, las sevillanas, el romance, el zapateado,...
Se pensaba que el primer café cantante estaba en Sevilla. Se trataba del Café Lombardo el cual se inauguró en el año 1842, aunque de forma específica, como local dedicado al flamenco, se tiene constancia de que fue en 1847 cuandocomenzó.
Pero hay referencias más antiguas en Ronda, por lo que subrayamos la importancia que esta ciudad encierra en la historia del flamenco y como pionera de estos.
Ronda ha sido una pieza fundamental en la configuración del flamenco. Además de ser cuna de artistas y aficionados en todas las vertientes de este arte, en esta  se originaron cantes propios como la caña, el polo, la rondeña o la serrana, entre otros. Aparte de esto, Ronda , como hemos comprobado, fue pionera en el desarrollo de los locales donde se fueron fraguando los espectáculos flamencos; fueron los llamados Cafés Cantante.
El primer local de este tipo aparece en nuestra ciudad en 1834. Se trata del Café del Teatro, en la calle San Carlos, regentado por Antonio Bermúdez, "el cual disponía de tablao". Es por lo que podemos afirmar que fue en esta ciudad donde aparecen los datos más antiguos de un lugar destinado específicamente al incipiente flamenco.
Estos, estaban destinados básicamente al ocio, con alguna pincelada cultural, y allí desplegaba sus alas el arte del pueblo en forma de cante, baile y el toque. Estos locales representan el lugar en que el cante, tras una primera época de exhibición restringida, aparece ante el público en general. En ellos, pues, el cante deja de ser un arte minoritario para alcanzar difusión y arraigo populares. Los café cantantes estaban instalados alrededor de un patrón general: un salón, lo más amplio posible, y decorado con espejos y carteles de toros, en el que además de las sillas y mesas destinadas al público se levantaba el tablao en donde actuaban.
 Desde que el Café del Teatro de Ronda abrió sus puertas, numerosos establecimientos de esta índole le sucedieron. A lo largo de la Edad de Oro del flamenco el número de ellos fue importante, de lo que se deduce una notable actividad y desarrollo del flamenco en la ciudad. Estaban los cafés clásicos y conocidos como Fornos, El pollo y La primera de Ronda, además de otros muchos
que por esa época figuran en su censo.  
Aparte, encontramos en la prensa local referencias específicas a ellos:
“Hace ya meses que con escándalo en la población se viene observando que en la mitad de uno de los tramos de la antigua Calle La Bola hay una Taberna o Café Cantante, donde a todas horas y en las altas horas de la noche se produce tal escándalo de gritos y palmadas que no deja dormir a los vecinos y hasta molesta a los transeúntes".
Dichos locales se repartían entre los distritos más populosos de la población, concretamente en el de la Merced y en el de la Mina (Apréciese que no aparece el "Mercadillo"), con 2.484 y 2.622 habitantes respectivamente, según el padrón de 1834.
Posteriormente, en 1889 existía un local en la carrera Espinel, número 5, regentado por Antonio Alba Rodríguez, donde se celebraban cuadros de cante y bailes flamencos. También en ese mismo año en la calle Sevilla, número 4, se hallaba un local con cuadro de cante, administrado por Francisco Espejo Sedeño, sin olvidar el famoso café Madrid, situado en la calle Espinel y regentado por José Calle Melgar, donde igualmente se daban espectáculos de cante.
 Un año después, en 1890, hay constancia de otros. En la plaza del Lamiable (Plaza del Socorro), con José Guerrero Benítez como dueño, había un establecimiento donde se organizaban cuadros de cantantes compuestos por artistas de ambos sexos. Cuando era la feria de mayo, el local cerraba a las 12 de la noche. En otro local, Según aparecía en el periódico Ecos de la Serranía el día 13 de julio de 1884 , en la Carrera de Espinel, número 41, cuya propiedad era de José Sánchez Rodríguez, se ejecutaba un cuadro flamenco.   Y en la calle San Carlos, número 17, regentado por Juan Sierra López, había cante y baile los días de feria.
Del mismo modo, en la carrera Espinel, número 44 se situaba el café La Unión, fechado en el año 1897. Se trataba de un centro de baile, bajo la propiedad de José Guillén.
 También en ese mismo año, tenemos el Círculo Central Recreo, situado en la Plaza de Alarcón (Plaza de Carmen Abela), (esquina carrera Espinel), al frente de José Berlindrán Ortigosa, en el que existía un cuerpo de baile y concierto en el salón para los días de feria. y el establecimiento de la carrera Espinel, número 42, con propio cuadro de cante, con Salvador Ruiz García como dueño.
 Estos testimonios nos dan idea del uso de estos locales para el despliegue del arte flamenco, sea de uso continuado o únicamente para los días de feria o fiestas.
Pero aún hay mas. Tenemos en 1897 otros establecimientos como el de la plaza de Alarcón )Plaza de Carmen Abela), número 21, regentado por Hipólito Burgos Torres; el de calle Sevilla, número 9, administrado por José C. Troyano; el de calle San Carlos y calle del Teatro (Calle Mariano Souviron), llamado Casino Democrático, bajo la propiedad de Manuel García Ruedan o; el de carrera Espinel, número 23, de Melchor Bellido García.
Si nos vamos al año 1898 aparecen otros locales, concretamente en la plaza del Lamiable (Plaza del Socorro), número12, tenemos noticias de otro local, que administraba Augusto Berutide y, en la calle Maestranza (Calle José Aparicio), había un local de Isidoro Montes Cortés, que ofrecía espectáculos públicos, al igual que, el de la Carrera Espinel número 63, bajo la administración de Carmen Rodríguez, en torno al año 1906.
Con posterioridad, hay documentación de otros establecimientos en la ciudad. Coincidiendo con la época de decadencia del flamenco, nos lleva a pensar que no solo era flamenco lo que se ofrecía, sino que el abanico era más amplio. De hecho, tenemos constancia de un cabaret en 1929, situado en la calle San José, número 17 y regentado por Manuel Lechado Rodríguez.
De la cantidad, la variedad y la calidad de los "cantes" que se ejecutaban en estos, da fe la circular que publicaba la Sociedad de Autores de aquella época, conminando a estos locales a tener la autorización pertinente para los citados espectáculos:
"Nombrado representante de la sociedad de compositores españoles y editores propietarios de obras musicales en esta localidad D. Diego Gil de Montes
Comunica a estos establecimientos de música lo tengan muy presente a fin de proveerse del oportuno permiso que previene la ley de propiedad intelectual sin el cual se verá obligado a prohibir la ejecución de las obras que no se autoricen".
A partir de los años 20 del pasado siglo y poco a poco, llega la paulatina desaparición de los Cafés Cantante en nuestra ciudad. La Guerra Civil vino a finiquitar este fenómeno artístico cultural, de hecho, de estos inmuebles no queda hoy por hoy, nada.

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