MISTERIOSO CRIMEN EN RONDA

 

Con este titular, el semanario de sucesos "El Caso" e su número 167 del día 15 de Julio de 1.955, se hacía eco del brutal asesinato en nuestra ciudad de una mujer.
El crimen fue perpetrado en su casa, y tanto el móvil como el culpable o los culpables de este delito, nunca fueron hallados.
La finada se llamaba Francisca Linares Barranco, y era conocida popularmente con el sobrenombre de "la Fany". Oriunda de Tánger, llegó a nuestra ciudad de manos de un familiar de esta.
Los hechos aquí descritos acaecieron el día 22 de Junio en el número 22 de la calle Puya de nuestra ciudad.
Durante la mañana del día de autos, según citaron los testigos, pasaron por la casa de Francisca, la lechera, el cobrador del agua, el encargado de una bodega y varias personas más. Todos coincidieron en que la puerta de la calle estaba abierta, no así la del zaguán, que permanecía aparentemente cerrada. al requerimiento de estas personas no hubo respuesta de la inquilina de la casa, y todos preso pusieron que en esos momentos no se hallaba en su domicilio.
A eso de las cinco de la tarde comenzó a dispararse la alarma entre los vecinos, ya que "la Fany" seguía sin dar señales de vida. Muchos comentaban: " ¡ Que raro que Francisca esté tanto tiempo en la calle!, otra decía: "Y además no se le a visto por ningún sitio, y lo mas extraño es que se haya dejado la perra dentro, y ustedes saben que no lo hace jamás". A esto, la perra, desde el mediodía empieza a asomarse de forma intermitente y muy nerviosa por detrás de los cristales de uno de los balcones de la primera planta, asomándose después por una de las ventanas de la planta baja, que según las vecinas daba a una capilla. Allí ladraba a todos los viandantes y arañaba los cristales.
El animal estaba cada vez más nervioso, y de repente comenzó a aparecer una y otra vez con el hocico lleno de sangre, lo que no hizo más que hacer disparar todas las alarmas. De inmediato se avisó a la policía. Rápidamente se personaron varios agentes y un médico avisado por los vecinos.
Los policías comprobaron que la puerta de acceso a la vivienda solo estaba encajada, pues con solo apoyar las manos esta cedió. Otro signo de anormalidad fue el que la bombilla que iluminaba el zaguán estaba encendida a pesar de que era día claro,. Al acceder al interior de la casa apareció la perra, a la que llamaban "torera", con la cabeza y el hocico manchados de sangre, aunque evidenciaba por sus gestos que el animal no estaba herido. Este, con ladridos y gruñidos no hacía más que señalar hacia la escalera que conducía al piso alto y que partía desde la derecha del recibidor.
Los agentes ascendieron hasta la planta superior con sumo cuidado, hasta acceder a la alcoba principal de la casa. El orden en el que se hallaba el dormitorio solo se ve roto por el bulto que había sobre la cama y que se encontraba cubierto con una manta. Al retirar esta, apareció el cuerpo de una mujer, vestida con un camisón blanco. Yacía boca abajo, con el cabello despeinado y en el rostro se apreciaba la palidez característica de la muerte.
Los agentes procedieron a girar el cadáver para poder identificarla, aunque era patente que se trataba de "la Fany". De repente todos los presentes retrocedieron aterrados al apreciar en el cuello de la víctima un enorme corte. La escena del crimen, macabra donde las haya, estaba rematada por la enorme cantidad de sangre que se había desplazado por el cuerpo de la fallecida hasta la zona lumbar i desde allí, tras traspasar las sábanas y el colchón, formó un charco en el suelo.
El médico que acompañaba a los policías durante la inspección ocular, afirmó que la víctima llevaba varias horas muerta, y que a falta de otras pruebas forenses, y en vistas a la herida que presentaba, esta había sido degollada. A continuación los agentes de la autoridad ordenaron desalojar la vivienda, en esos momentos abarrotada de vecinos y curiosos aterrorizados ante el dramático hallazgo. Una vez dada la voz de alarma a las instancias superiores, en el lugar de los hechos se personó el juez de instrucción D. Tomás del Castillo Talero, el secretario oficial en funciones D. Manuel Tamames Sanabria, y el médico forense D. Genaro Alemany Solar. asimismo hizo su aparición el comisario jefe de policía D. Pedro Barranco, acompañado de varios agentes y de algunos funcionarios.
En esos momentos la puerta de la casa se cerró a la mirada de extraños, quedando en su interior las autoridades para iniciar las primeras investigaciones del hecho.
La noticia recorrió Ronda con la velocidad de un reguero de pólvora, y el comentario general
era quién sería el asesino y cual sería el móvil que le hizo tomar esta criminal decisión.

Antecedentes

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