SIERVO DE DIOS GREGORIO LOPEZ

De la vida de este ermitaño pocas referencias a su biografía hemos encontrado. Entre estas destacaremos la que sigue:
Gregorio López parece ser que nació en Madrid y a los ocho años escapó de su casa y permaneció hasta los catorce en los montes de Navarra. En 1556 se dice que ingresó en Valladolid en la Corte de Felipe II a quien sirvió por seis años. A los veinte años, después de visitar el Santuario de Guadalupe de la Extremadura, se embarcó en Cádiz y llegó a Veracruz en 1562. Era escribano experto y sabía latín, por lo que al parecer se empleó primeramente como notario. Después huyó a Zacatecas y seis años vivió como ermitaño en el Valle de Amajac. Fray Domingo Salazar le ofreció un lugar en el Convento de Santo Domingo de México, pero no se acomodó por ser seglar. Después fue a la Huasteca donde estuvo otros cuatro años como anacoreta. En 1580 enfermó de disentería, y para su recuperación fue al Hospital de Santa Cruz de Oaxtepec, Morelos, que poseía un extenso jardín de hierbas medicinales, existente desde tiempo de los aztecas, del cual acabó convirtiéndose en guardián y cuidador, y allí permaneció nueve años cuidando enfermos. Entre 1580 y 1589 escribió «El Tesoro de las Medicinas y demás Yerbas», una asombrosa mezcla de recetas, remedios y prácticas populares de curación que permanecería inédito por 82 años. Volvió a recaer y en el umbral de su muerte fue llevado a San Agustín de las Cuevas, hoy Tlalpan. Gregorio López falleció a los 54 años, de los cuales 33 los vivió como ermitaño. Se ha especulado sobre el rumor de que era hijo natural de Felipe II e incluso de que se trataba del mismísimo Don Carlos rescatado de su infausto destino, y así como acerca de su posible condición de judío converso. En cualquier caso su misteriosa excelente educación y conocimientos, unida a la fama de curandero y hasta de milagroso que alcanzó entre los indios pobres dificultaron su vida apartada y le forzaron a acabar su vida a los aires conventuales de los dominicos locales que fueron quienes lo enterraron en el lado izquierdo del Altar Mayor de la Catedral de México, dada su aura popular ...
Puede ser probable que la comunidad de eremitas que se alojaban en las cuevas de San Antón fuesen seguidores de este buen hombre, así debió quedar impregnada en sus discípulos el carisma de este ermitaño con tales efectos para los fieles que los visitaban , que en Ronda se crea una comisión para elevarlo a los altares, y que como podemos apreciar en el siguiente extracto, incluyó al insigne rondeño D. Vicente Espinel. "hablan las personas siguientes, licenciado Don Macario Fariñas, Corral y Tavares, Don Fernando Reynoso y Malo, El Maestro Don Vicente Espinel, a costa de la causa del siervo de Dios Gregorio Lopez y para ayuda de su Canonización ".
En otros documentos encontrados se le trata con el título eclesiástico de venerable y en otros como beato. Como consecuencia de esto, podemos deducir que ante el el tribunal para la causa de los santos, quedaría demostrado que al menos durante su vida, o tras su muerte obró algún milagro, reafirmando así el que en Ronda se intentara, después de algún hecho extraordinario tras su intersección, el que fuese elevado a los altares como santo.
Esta comunidad permaneció en las citadas cuevas hasta la segunda mitad del siglo XVIII

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