En la Edad Media, los
caballeros realizaban torneos en sus fiestas con un sentido deportivo,
que
les servía para estar en buena forma física para sus actividades
guerreras. La aristocracia, con las llamadas "justas" (luchas a caballo
entre dos caballeros por el amor de una dama), sufría las consecuencias
del sanguinario combate, más aún cuando se enfrentaban dos bandos de
caballeros (llamados cuadrillas) para llevar a cabo un "torneo".
Cuando la Ronda árabe cayó
en manos del Rey Fernando "El Católico", el día del Espíritu Santo del
año 1.485, algunos caballeros de los que acompañaron al Monarca se
quedaron en la ciudad; aquellos guerreros necesitaban estar en buena
forma para continuar la lucha si era necesario, por lo que las fiestas a
caballo, propias de la época, era la mejor fórmula para mantener la
condición física necesaria. Así, se agruparon en una sociedad, que
posteriormente legalizó Felipe II, llamada Real Maestranza de Caballería
de Ronda, que hoy es la más antigua de España. Entre sus reglas estaba
la obligación de practicar juegos a caballo en la actual Plaza de San
Francisco, delante de la iglesia donde se veneraba la Imagen su patrona,
la Virgen de Gracia.
Entre los juegos a caballo que practicaban los Caballeros Maestrantes,
destacaban por su vistosidad y riesgo el de "alancear toros", que
consistía en matar a los toros con una lanza, siendo la base del actual
"rejoneo". Los lugares donde se desarrollaban estos ejercicios en Ronda
fueron varios; debemos resaltar por su belleza, buena disposición para
presenciar el espectáculo y excelente conservación hasta nuestros días,
la plaza de la Duquesa de Parcent. La gente del pueblo asistía en masa
para observar las peripecias de aquellos señores, que tenían que verse
auxiliados por sus criados que, a pie y trapo en mano, retiraban al toro
cuando el señor era derribado y estaba a punto de ser corneado. |