CURRO GUILLÉN

Afortunadamente, el coso taurino de Ronda solo a visto morir a través de su dilatada historia a un matador de toros en su ruedo.
Su nombre era el de Francisco Herrera Rodríguez. Nació el Domingo día 13 de Septiembre de 1.775 en la sevillana ciudad de Utrera, pero antes de cumplir los5 años de edad toda la familia se trasladaría a Sevilla.
La afición por las corridas de toros se manifestarían en Curro desde su infancia, dando pie desde su corta edad al deseo de llegar a ser matador. Practicó el toreo de salón, realizando todas las fases de la lidia ante un toro fantasma.
Y es que en la sangre llevaba el germen de la tauromaquia, pues tanto su abuelo, su padre y sus tíos eran matadores de toros. De hecho el Guillén (su cuarto apellido) que utilizaba en los carteles era un homenaje privado a su abuelo, Francisco Herrera Guillén. El hijo de su sobrina María seguiría su senda. Francisco Arjona Herrera, mas conocido como "Cúchares", y que también cambiaría su segundo apellido por el de Guillén, esta vez en honor a su tío abuelo fallecido en Ronda.
Y de su madre, que decir, Patrocinio Rodríguez, era prima de Costillares y hermana de dos banderilleros llamados Cosme y Jose María.
continuando con su vida, sabemos que con tan solo 15 años creó una cuadrilla infantil que cosechó innumerables éxitos por las tierras sevillanas.
Tomó la alternativa de manos de Jeronimo José Cándido, el día 22 de Junio de 1.799 en Sevilla.
Trabajó de rehiletero con José Cándido en muchas corridas, y es este mismo el que le confirma la alternativa el día 3 de Septiembre de 1.799 en Madrid.
Participó exitosamente en "las Corridas Reales" de 1803. Durante la ocupación francesa y el reinado de José I de España, se exilió del país, toreando en Portugal, hasta su vuelta en 1815. A partir de entonces lleva a cabo una carrera triunfal hasta su muerte en el coso de Ronda el 21 de mayo de 1.820 al ser cogido al entrar a matar un toro de Cabrera. Iba vestido de rosa bordado de abalorios de distintos colores.
Los aficionados dogmáticos de su época no le perdonaron su supuesto alejamiento de la escuela de Pedro Romero, hasta tal punto que las diatribas de un grupo de estos aficionados fue la causa de su muerte en la plaza de toros de Ronda.
Como mencionamos anteriormente, Curro estaba contratado para torear allí toros de Cabrera (Antepasados de los actuales Miura) pero con la contra de parte del público rondeño, ya que era torero adscrito a la Escuela sevillana, con la que en Ronda no se transigía.
Un grupo de aficionados (Entre los que destacaba un tal Manfredi, según algunos tratadistas) le recibió y trató con mucha acritud durante toda la tarde. Curro alternaba ese día con un discípulo suyo y antiguo miembro de su cuadrilla, Juan León.
A la hora de la muerte de un cabrereño viejo (7 años dicen los cronicones) y de sentido, el tal Manfredi le inquirió en plan chulesco: - ¿A que no lo recibe usted?

El toro por sus condiciones no se prestaba a ejecutar esa suerte. Sin embargo, en un arrebato de pundonor, Curro Guillén (que no en balde se encontraba en la plaza de los toreros machos) lo citó a recibir.
A partir de ahí los relatos son confusos. Parece que le dio un bajonazo contrario. El toro le cogió y le tiró a la arena para volver a cogerle en el suelo. Su antiguo peón, Juan León, le hizo un quite temerario dejándose coger también.
Cuando el toro les soltó Juan León se incorporó a duras penas. Guillén se había levantado el primero pero llevaba ya una cornada de muerte. Falleció nada más entrar en la enfermería.
Contaba Francisco con 45 años de edad cuando falleció.
Hay leyendas que aducen que sus restos mortales descansarían en el ruedo de la plaza rondeña, a los pies de la puerta de chiqueros, en el mismo lugar donde reposan los del maestro, Antonio Ordóñez Araujo.

En honor a la verdad debemos relatar, que hace unos años se realizaron obras de mantenimiento en el ruedo, apareciendo en el subsuelo de la parte cercana a la citada puerta unos restos óseos humanos y una crúz de hierro muy oxidada, que dan pie a confirmar la leyenda antes citada.
Rehiletero: Torero subalterno de la cuadrilla de un matador que se encarga de poner las banderillas y de auxiliar al matador en la lidia del toro.

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